No es el primer año que acompaño procesos creativos. Ya lo hice en el módulo de comunicación del postgrado de Expresión-Comunicación, lenguajes e interculturalidad en la práctica socioeducativa (ya extinguido y del que quiero hacer un artículo). Os recomiendo encarcidamente el libro y todavía podéis visitar la antigua formación en los dos años que participé– junto a Marta R. Peribañez .
La primera vez que me coloqué en el rol de profesor fue complejo porque debíamos sustituir al Xavier Laborda (Doctor en Filología Románica, Licenciado en Derecho. Licenciado en Filología Hispánica). Hicimos una propuesta que luego tuvimos que encarrilar -por supuesto, la experiencia que teníamos no era comparable a la de la persona que debíamos sustituir-. Cuando se acompañan procesos creativos existen estructuras básicas, el llamado recorrido simbólico, que guía el esqueleto de la sesión y que puede ser cambiado tanto durante la sesión como por la reflexión posterior a una sesión concreta. Este cambio se realiza a partir de la escucha individual y de la escucha grupal.
Cuando me coloco en rol de profesor me importa sobretodo contagiar a los alumnos deseo y curiosidad -en este caso por el arteterapia y los procesos de creación-. Se trata que vean con pasión el arteterapia, y a la vez que se den cuenta de la responsabilidad que implica acompañar procesos creativos.
Sin pasión no hay enseñanza, sin disciplina tampoco. Y hoy en día se parte muchas veces de la intoxicación informativa. Mis grandes referentes en el mundo del saber son sido Violeta Núñez (Titular de Pedagogía Social del Departamento de Teoría e Historia de la Educación, de la Universidad de Barcelona) , Hebe Tizio (psicoanalista), Nuria Banal (licenciada en filosofía, arteterapia y especialista en danza libre método makwosky) , Marta Carames Boada (educadora social i membre de Duoda), Maria Eugenia Manrique (licenciada en bellas artes, profesora pintura oriental), Rosa Mateu Pena (actriz, directora de teatro y profesora de teatro), Angela Lorite (mezzosoprano y profesora de canto), Lluisa Cortada (consultora de desarrollo), Patrick Laurine (arteterapeuta, artista plástico), Christophe de Vareilles (arteterapeuta), Jean-Pierre Klein (psiquiatra y dramaterapeuta), Moreno Bernardi (coreógrafo, bailarín y profesor) y me dejo por el camino muchos nombres. ¿Qué es lo que veo común en las personas que he puesto en esta lista? Que creían en lo que hablaban, que cuestionaban mi saber, que me hacían buscar, querer conocer nuevos/as autores/as, nuevas experiencias y presentaban una visión crítica de la realidad discursiva y mediática con respecto a las distintas disciplinas que dominaban.
Cuando era pequeño recuerdo la importancia de ver a mis profesores, y pensar que jamás alcanzaría a saber como ellos, al fin y al cabo a ser adulto . Eso me hacía sentir que era menos. El hecho de ser adulto comportaba adquirir un saber que era muy dificil de conseguir.
Ahora me doy cuenta que hay otro saber dificil, más aún que el teórico, este es el saber experiencial (que siempre va unido, el llamado «teóricopráctico»). ¿Como mostrar el saber experiencial sin olvidar el saber teórico? Y cómo dejar que cada alumno acoja, rechace o silencie aquello que le interese, para no colocarse uno en una posición de poder y omnipotencia.