Muchas veces, cuando hablo con distintos profesionales de arteterapia, según sea su línea o donde se hayan formado tienen opiniones diferentes con respecto al hecho de Mostrar o no mostrar las producciones en arteterapia.
Para empezar desde un terreno lo más claro posible puedo comentar que desde mi punto de vista el mostrar producciones de arteterapia no me parece correcto. No es una cuestión personal, si no una cuestión ética.
Creo que mostrar la producción de un grupo de personas, por ejemplo que acuden a un servicio de salud mental, vulnera el espacio arteterapéutico.
Es necesario preguntarse:
¿Quién tiene interés en mostrar las producciones artísticas de un grupo de arteterapia?
¿La dirección del centro? ¿El arteterapeuta? ¿Las personas hacen de rol de paciente? ¿Las familias de las personas que hacen de rol de paciente? ¿Otros profesionales que trabajan en la misma institución?
Pero ¿Dónde puedo acudir para tener información clara con respecto a estas preguntas? En este momento no hay muchos marcos de regulación, exceptos aquellos presentados en las distintas asociaciones profesionales de arteterapia estatales. Podemos encontrar el documento de Código Ético de la FEAPA que contiene la globalidad de estas regulaciones y que da pistas de la dirección de la misma.
El punto 3.7.8 del Código Ético de la FEAPA especifica que:
Se consensuará con los pacientes/clientes el destino de las producciones artísticas durante y una vez finalizado el tratamiento.
Este apartado es importante, ya que establece que hay un diálogo sobre qué destino tendrán las producciones artísticas, durante y una vez finalizado el tratamiento. Teniendo en cuenta especialmente para aquellos acompañamientos que utilicen un soporte de artes plásticas, que la cantidad de las mismas puede ser elevada y que hay que establecer una negociación clara con la persona que realiza el rol de paciente.
El punto 3.11 de Confidencialidad dispone de dos subapartados relevantes:
3.11.1 Proteger la información confidencial que provenga de los pacientes/usuarios dentro del contexto de su relación profesional: piezas producidas, dibujos, objetos, etc, como también los contenidos de sus conversaciones
En este subapartado, se concreta la importancia de proteger, y eso forma parte del marco simbólico y terapéutico de la arteterapia. Lo que produce el paciente, no son dibujos producidos en un contexto cualquiera, si no en un contexto arteterapéutico, por eso es necesario disponer de un espacio dónde preservarlos de la mirada ajena.
Otro aspecto sería qué hacer cuando se comparte con otras personas fragmentos de sesiones, análisis de caso, presentaciones, etc.
3.11.4 En el caso de utilizar algún material relacionado con la terapia en presentaciones de caso o similares, será necesario contar con la autorización del paciente/usuario o sus tutores y ser presentado preservando suficientemente la identidad de las personas implicadas
No siempre es fácil disponer del permiso del paciente o usuario. A veces porque ya se ha terminado la relación arteterapéutica y también porque otras veces porque nace una reflexión a partir de un caso, que en principio no requiere de una presentación, pero con el tiempo se le da forma y adquiere sentido para una comunicación pública entre profesionales del sector.
En ese caso, obviamente no debe aparecer nunca la cara de la persona que hace de rol de paciente, debe cambiarse el nombre y evitar dar datos sobre el contexto que puedan comprometer a la persona. Ser cuidadoso y preguntarse ¿Estoy respetando al paciente? ¿Requiere mi exposición de esta imagen para dar cuenta del proceso?
Dicho esto también puedo decir que hay excepciones. Una vez hablando con Nuria Banal ella me comentó que en principio tampoco veía necesario mostrar la producción de una persona que estuvo vinculada a ella en rol de paciente, pero que la petición fue de la paciente, fue una petición reiterada en el tiempo y que el hecho de mostrar esa producción, que en este caso era una danzada, hacía que esta tomara otra dirección.
Este hecho me hizo reflexionar. Con todo y con ello, salvo casos puntuales, como el que acabo de narrar, por lo general, la producción debe ser considerada como si de un historial clínico se tratase. Con escrupulosidad, cautela y reservando un lugar donde nadie más tenga acceso a la misma.