Hoy quisiera hablar sobre las consignas en arteterapia. Lo traigo a colación debido a que este sábado pasado realicé mi primera sesión formativa con el fantástico grupo de arteterapia Marabal 2015-2016.
Cada año me sorprende ver la potencia que tienen los y las alumnos/as. A veces me pregunto ¿Tengo algo que compartir? ¿Cuál es mi saber? ¿Es interesante mi saber? Y lo cuestiono múltiples veces porque nunca he acabado de sentirme cómodo en el rol de profesor. Aunque últimamente pienso que lo interesante de estar en un rol de profesor no es tanto el saber que compartes, si no la subjetividad que compartes sobre tu experiencia. Esa subjetividad que tiene algo de particular puede moverse y cuestionarse. Un profesor incuestionable no me resulta interesante, me interesa un formato de profesor dialógico.
Es a partir del cuestionamiento de varias alumnas en el apartado de cierre de la sesión que traigo la reflexión sobre lo que he titulado « Consignas, propuestas, pretextos y otras excusas en artererapia«
Durante la sesión formativa propuse un pequeño viaje imaginativo el cual iba narrando «in situ». Ese viaje era particular para cada alumna. Emitía preguntas abiertas (o cerradas según se mire) del tipo :
¿Cómo se encuentra ese ser? ¿Cómo es el pueblo donde vive? ¿Cómo respira? ¿Tiene necesidad de cazar? ¿Cómo se defiende?
Era una excusa para que luego comenzaran una propuesta plástica. Pero resultó que más o menos la mitad de las alumnas se sintieron cómodas con mi narración y la otra mitad incómodas. La incomodidad nacía por no dejar espacio para que su imaginación y subjetividad ocupara ese espacio visual, y eran mis palabras las que interrumpían su proceso de interiorización para la creación de ese ser inventado. Sin embargo otras aducían que precisamente esa retahíla de preguntas les permitía adentrarse de manera más cómodo en esa propuesta de imaginación.
Evidentemente yo opté por hacerlo de esa manera pensando que era una opción que podía aglutinar al máximo de alumnas, pero sabiendo que muchas no se sumarían porque no requerían de ese soporte para poder iniciar el proceso propuesto. Así que a partir de esa crítica reflexionamos conjuntamente sobre las consignas.
¿Qué particularidades tiene una consigna/pretexto/excusa en un proceso de arteterapia?
La consigna nunca la recibe igual cada una de las personas
La consigna tiene que ser lo suficientemente abierta y lo suficientemente cerrada para permitir que se inicie el proceso de expresión/interiorización/creación
La consigna a veces es opaca (por más clara que parezca ser)
La consigna, cuando proviene de la persona que hace de rol de profesor, tiene implícito algo del orden del poder y límite
La consigna puede ser desobedecida
Son esos pretextos, consignas y excusas uno de los primeros nexos de unión con el otro en el espacio arteterapéutico. Pero también es a partir de la negación al pretexto, consigna o excusa que se puede empezar a trabajar.
No se trata de lograr tener grupos de pacientes sumisos, que se adhieran a cualquier propuesta para erigir al arteterapeuta como un semidios que todo lo sabe. Se trata de que siempre el otro, desde su autonomía, empoderamiento, subjetividad, y derecho a la sublevación cree sin necesitar de las consignas del arteterapeuta.
Por eso cuando los alumnos me cuestionan, aunque una parte de mi se sienta vulnerable (no creo que haya personas inmunes a la crítica), es interesante explorar y revisualizar ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo me he sentido? ¿A donde apela su crítica? ¿Es posible haber hecho la consigna de manera más ajustada?
Y me encantó cuando una alumna comentó que ella por lo general tenía problemas con las consignas, que tenía tendencia a transgredirlas y a salirse de ellas.
A partir de aquí en la modalidad de arteterapia desde la cuál trabajo, la consigna, pretexto o excusa, es un inicio, incierto y desde la incertidumbre, especialmente cuando se inicia el proceso arteterapéutico, que no sabe a donde se dirige.
Cuando comienzo con un nuevo paciente no sé cuál es la dirección, no sé a donde sopla el viento, ni si lo que estoy haciendo irá a favor o en contra de la producción del paciente. Propondré una consigna, sencilla, fácil, clara, y lo más simple posible, para luego intentar complejizarla.
Y será la respuesta del paciente la que me indicará siempre la dirección, junto a la respuesta en su producción artística. Esas serán mis guías.
Cada nuevo «no» a una propuesta orienta, cada nuevo «no» a un material plástico orienta, cada nuevo «no lo sé» orienta. Cada no, con su resistencia, se rodea para permitir que el paciente pueda estar, desde su construcción, desde sus propios cimientos.
Y no quiero olvidarme, porque de hecho es una opción política de estar, que cuando acompaño no poseo la verdad, la «verdad» esa «verdad subjetiva y particular» además de ser modulable y contextual, le pertenece al paciente y no es cognoscible por el arteterapeuta.
Precisamente porque no creo que haya una verdad objetiva, separada, que me propongo estos procesos dialógicos, este espacio de blog, para compartir también mis modulaciones, dudas, reflexiones sobre el ámbito de arteterapia, para ser contestado, criticado, para recibir propuestas, y para dar circulación a mis deseos de compartir de la manera más honesta posible aquello que me está sucediendo o me sucedió.
A mi personalmente me gustan las reflexiones que dejas acerca de tu trabajo y el abordaje que haces y me siento bastante reconocido en tus palabras. Te animo a que sigas haciéndolo. Y mas adelante espero poder compartir también contigo mis experiencias a partir de tus reflexiones.
Gracias por tu aportación a este, nuestro trabajo.
Gracias Félix! Cada comentario y aportación me ayuda a seguir adelante. Encantado de tenerte por aquí 🙂